Friday, November 30, 2007

La Huella IV


El Regalo.

Clásica historia.
Estación de tren crea pueblo, trabajo y una población ávida de el.
Promesa de crecimiento y riqueza.
Riqueza que se va por sus venas férreas a engordar a pocos y secarlo todo, dejando al menos, pintorescas instalaciones y viejos adoradores del pasado.
Palo Seco no escapaba al patrón.
En el siguiente orden: tanino, rollizos, algodón y ganadería incipiente expulsada por el ultimo azote de los avances en una nueva suerte de magia siniestra, que permitió agotar los suelos con cultivos insospechados para la zona.
En apariencia, ya nada quedaba por hacer ahí, a la luz de los ojos ambiciosos responsables de tan execrables saqueos.
Sin embargo, la escasa población resistente, no dejaba de ser sorprendida por las embestidas del progreso, tan comentado, en las estaciones de radio remotas, que pobremente receptaban.
Progreso, que aquella madrugada, les había dejado un humilde presente en torno al cual se convocaron.

- Me ha parecío’ raro que tren haya parado.
-¿Y nadie ha preguntáo’ nada?...algo… ¿que hacían?.
-¡No toques hijo!, ¡Corréte d’ ái’!
-¡Uy sí! ¡No hay que dejar que se acerquen los chicos!
-¡No ha de ser nada bueno!
-El olor nomá’ iá’ me hace doler la cabeza.
-¿Y que vamo’ hacer con esto?
-Habrá que enterrar todo.
-¿Sos tonto? ¡Hay que sacar esta porquería de aquí! ¡Como sea!

El vagón pestilente babeaba su mortal contenido sobre los rieles, acabando con la hierba del terraplén.

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